Día 350, jueves
Me desperté tarde y sin ganas de nada. Desayuné dos panes con mantequilla sentado en un sillón, mirando cómo babeaba el perro. Luego saqué dos gelatinas y las tomé frente a la ventana. A veces me detenía en cada chica que pasaba por la calle, sintiendo que podía tocarla con la mirada.
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